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Baño de damas

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Tiempo, deseo y cuerpo: éstos son los andariveles en los que se sumerge Baño de damas, la segunda novela de Natalia Rozenblum. Ana Inés, la protagonista, es una jubilada de 75 años que pasa sus días en el club 25 de Mayo. Ella asiste a clases de aquagym, juega al truco y come torta de manzana. Por primera vez en la historia de la institución las mujeres se pueden presentar para el cargo de mayor jerarquía y Ana Inés, socia vitalicia, se pregunta y fantasea cómo sería ser presidenta de un espacio que la acompaña desde hace tantos años. La hija de esta mujer comienza a acrecentar las visitas e irrumpe en la intimidad de un hogar que parece haber perdido todo atisbo de privacidad. 

Esta novela es un recorrido histriónico y por momentos grotesco que golpea con nostalgia los recuerdos y anécdotas sobre vínculos familiares. Natalia Rozenblum logra, con el pasar de las páginas y a través de escenas dispersas, que todxs se den cuenta de que conocen a una Ana Inés. El juego para nada retórico de los gestos y movimientos de lxs protagonistas logra transmitir la corporalidad de una mujer que se cuestiona el paso del tiempo y que explora lo que para muchxs tiene fecha de vencimiento: el sexo, el deseo y el goce. Las fantasías y manos que deambulan sobre un cuerpo que alguna vez fue familiar pero que ahora resulta ajeno sólo tienen lugar en el vestuario lleno de hongos de la pileta del club. 

Las escenas enternecedoras sobre la amistad de adultos mayores aparecen como fotogramas que se vuelven conocidos y hasta íntimos. Ana Inés apretándole el brazo al chofer del colectivo para agradecerle que frenó en su parada. Silvita limpiándose las comisuras de los labios con el índice y el pulgar para quitar todo rastro de migas. Beta hablando fuerte y llamando la atención. Los aparatosos mensajes de Whatsapp: “Hola, soy Beta”, enter. “Te escribo por lo de la dieta que vi hoy”, enter. “En el grupo de Facebook”, enter. “¿Sabés cuál te digo?”, enter. “Gracias”, enter. “Beta”, enter.

La autora explora los deseos de una mujer a la que le incomoda que le digan abuela -¿Por qué? Si ella no tiene nietxs- y que descubrió los orgasmos en cascada después de la menopausia. La protagonista quiere que la dejen sentirse mal, quiere poder tocarse en la ducha sin preocuparse por si llegan sus compañeras a importunarla, quiere tener una cita, quiere coger. Pero, ¿qué pasa cuando todo ese deseo se materializa? ¿Cómo enfrenta situaciones que supieron ser tan cotidianas y cómodas con un cuerpo distinto, lleno de arrugas y rollos? Las amistades, los celos y la muerte son cuestiones que se escurren en la trama como los chorritos de pis que se le escapan a Ana Inés cuando se pone nerviosa.

“No importaba cuántos años o cuántos kilos tenían, las carnes se sacudían para un lado y para el otro en el baño de damas”. Éste se presenta entonces como un espacio para la reflexión, para la intimidad que esta mujer no consigue en otro lado. La lupa está sobre la tercera edad y cuestiona la idea de que las señoras mayores no pueden gozar. Ana Inés come, juega, nada, coge. Y se toca, enter.

Acerca de la autora

Natalia Rozenblum nació en Buenos Aires en 1984. Estudió filosofía en la Universidad de Buenos Aires y actualmente dicta talleres literarios. Publicó la novela Los enfermos (2016) y los libros objeto Cuaderno de escritura (2018) y Cuaderno de creatividad (2019), recopilaciones de claves y ejercicios para escribir y crear. Baño de damas ganó una mención en la Bienal de Arte Joven de Buenos Aires en 2017.


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