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Canticuénticos o cómo empatizar con las infancias desde la música

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Ruth Hillar es fundadora y compositora de Canticuénticos, grupo de música para niñes que lleva editado cinco discos y tres libros, y que recibió numerosas distinciones por el aporte al "Cancionero Infantil Latinoamericano". Sus canciones y textos se utilizan como recursos en materiales didácticos de instituciones educativas estatales y privadas. Durante 2020 y 2021 fueron parte de los cuadernillos "Seguimos Educando" del Ministerio de Educación de la Nación.

Esta entrevista fue realizada en Punto Cero


- ¿Cómo se inició la banda musical?

Canticuénticos empezó como proyecto por el año 2007, ya hace unos 15 años. No empezó como un grupo de música, sino como proyecto de composición de canciones. Éramos solo dos personas. Daniela Rayo fue una de las fundadoras junto conmigo, ahora ya no está en el grupo. Empezamos componiendo canciones solo con la idea de hacer un aporte al cancionero para la infancia, ya que nos parecía un cancionero un poco olvidado por muchas músicas y músicos, considerado menor, un poco subestimado. Le queríamos poner mucha energía, ganas de hacer algo lindo, pensando en las nenas y los nenes como un público merecedor de lo mejor. Pensamos en trabajar desde el vamos sobre ritmos nuestros, tanto de Argentina, como Latinoamérica. Hicimos ese recorte, si bien a las dos nos gustaban también otras cosas, nos pareció interesante el recorte por lo que significa potenciar nuestra música, mantenerla viva, en crecimiento y dejársela a las nenas y los nenes como un legado para que ellos la tomen y la sigan transformando, que de eso se trata.

- ¿Cuáles fueron sus referencias? ¿En qué se inspiraron?

En cuanto a referentes, no es que nos planteamos y dijimos: "Vamos a seguir los pasos de alguien en particular". Pero creo que cada quien trae un acervo de música escuchada, de cosa leída, de vida transitada y que eso es lo que aparece, de alguna manera, en las canciones. Es indiscutible la figura de María Elena Walsh como madre musical de todo aquel que se pone a cantar a la infancia y mucho más también, porque tiene un gran repertorio para adultos, tiene sus libros y sus poemas. Es una artista enorme. Ella nos fue marcando un camino casi sin quererlo, porque nosotras habíamos crecido escuchándola y nuestros hijos también. Entonces es indiscutible esta cuestión del respeto por las infancias, de poner la inteligencia, poner el humor, poner una mirada del mundo comprometida y hasta revolucionaria en muchas cosas. Es como una madrina musical. Después, personalmente, considero que tengo mucha gente a la que agradecerle, que son los grandes cancionistas de Latinoamérica, como el "Cuchi" Leguizamón. El Ramón Ayala en la música del litoral, tenemos en Chile a Violeta Parra y Víctor Jara. Y tenemos a Viglietti y a Lazaroffen en Uruguay, un montón de gente de Latinoamérica que nos ha formado musicalmente. Si bien uno fue a la universidad y estudió todas las cosas de música, el tema de la música popular es lo que uno escuchó, lo que uno estuvo transitando en la vida.


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- ¿La idea de transmitir contenido potente se pensó desde un comienzo? ¿Piensan a sus canciones como herramienta pedagógica?

Esto es una búsqueda y es un camino que se fue haciendo un poco al andar, no había un objetivo primero, decir: “Bueno, vamos a trabajar sobre tales temáticas o vamos a hacer que las canciones por ahí puedan usarse en la escuela para disparar ciertas otras cosas, ciertos aprendizajes”. No fue pensado así, sino que fue pensado tratando de empatizar con las infancias de hoy, pensando en nuestras propias infancias y viendo cómo ellas comunican con el ahora, con este presente, con este lugar, intentando ver cuál es la mejor manera de acompañar en esta vida a la gente pequeña. Lo de involucrarnos con algunas temáticas que no son las más habituales en la música para la niñez, creo que es algo que se va dando solo. Mi manera de dialogar con el mundo es componiendo. Entonces, si hay algo que me hace ruido, algo que me está dando vueltas, seguramente sale una canción.

- Una piensa una canción para un público determinado o con algún objetivo y, quizás, termina trayendo otro tipo de repercusiones. ¿Pasa algo de eso en este caso?¿están pensadas las canciones para que también interpelen al mundo adulto?

La idea es poder reunir alrededor de un repertorio a distintas generaciones, a la familia, a los chicos, los padres, los abuelos, los tíos, los cuidadores, los docentes y que todos puedan disfrutar, que todos tengan cómo vincularse de manera fuerte afectiva con esa canción. Muchos docentes nos dicen: “Me gusta trabajar con sus canciones porque me gustan a mí, porque yo me siento bien cantándolas, enseñándolas”. Eso es lo que creo que estamos buscando, porque este momento en el que el mundo está organizado para separarnos, cada uno con su pantallita, está muy bueno cuando encontramos lugares, elementos: una canción, un repertorio, para juntarse alrededor. Nos pasan cosas muy hermosas, nos mandan videos de una familia cantando. Ahí Canticuénticos se corre a un costado, porque aparece una guitarra, un teclado, aparecen las voces y, de repente, una canción cobra una vida nueva. Es hermoso ver que se convierte en ese elemento de unión. A eso aspiramos con las canciones, a tratar de reunir alrededor. Por ejemplo, la canción del Monstruo de la laguna, en realidad, fue pensada como una canción para jugar, para moverse. Yo me la imaginé así, como una canción para perderle el miedo a la figura del monstruo, pero nunca pensé que iba a conseguir las cosas que consigue, porque la usan muchísimo para diversas situaciones, la usan como terapia para niños de diferente índole y la atención funciona muchísimo, es muy movilizadora. No fue pensada para eso, pero evidentemente ahí está haciendo su trabajo.

- La canción “Hay secretos” colaboró desde la ternura, el respeto y la sensibilidad a visibilizar diversas situaciones de abuso y maltrato en las infancias. Incluso en la provincia de Neuquén sonó durante un juicio. ¿Qué les genera y cómo les impacta estas repercusiones a ustedes?

Esto lo que hace es reconfirmar que el el arte tiene esta gran posibilidad de meterse con temas que son difíciles, y tratar de torcer ciertos rumbos. Algo tan intangible como es una canción, que es un sonido, que son unas palabras, que es algo que lo podés transmitir solo con la voz humana. Yo puedo cantar una canción así no más, no necesito ni siquiera un instrumento. Que algo tan leve, tan etéreo, pueda tener un poder tan grande. Sí, desde que la canción salió en el en el disco “Por qué, por qué”, que es nuestro quinto disco, ya nos empezaron a llegar mensajes y noticias de que la canción estaba cumpliendo con la misión que yo había pensado que tuviera. Al año siguiente salió el video de la canción y tuvimos muchas más devoluciones. Es increíble todo lo que sigue pasando, porque hay algunos casos que se conocen más y muchos otros que no los vamos a saber nunca. Hasta la canción está  ayudando a personas adultas que habían sido abusadas de niños y que, de alguna manera, sana a la distancia. Además, la canción forma parte de un cuadernillo de ESI a nivel nacional. Como en muchas provincias lo han incorporado como recurso para la ESI. A nosotros no nos da mucho orgullo porque estamos completamente a favor de la implementación de la ESI en todos los niveles.


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- ¿Cómo surgió está canción?

Un día nos llegó un mensaje de una licenciada en Trabajo Social, una persona que trabaja en Paraná,  cerca de nuestra ciudad. Trabaja en un programa de Género, Derechos y Salud, se llama Sabrina Medina. Como conocía nuestro trabajo, nos contaba que había muy pocos recursos desde el arte para trabajar en prevención y acompañamiento y nos preguntó si nos animamos a escribir una canción. Yo dije, bueno, esto no es casualidad, esto tenía que darse en este encuentro. Enseguida nos encontramos a charlar y me compartió un montón de información dura. Después dije: "Sí, empiezo a escribir porque sé que tengo quien vaya supervisando esta letra". La canción está escrita sobre ese ritmo de la vidala, que es un género musical argentino, tranquilo, profundo, como introspectivo. Iba escribiendo e iba mandándoselo a Sabrina y ella me iba contestando y avalando lo que iba apareciendo, entonces me daba esa seguridad de no estar diciendo algo que pudiera llegar a lastimar más a quien estaba estaba sufriendo. La canción busca transmitir confianza y ofrecer ayuda, pero sin referenciar, sin hablar específicamente del abuso porque nunca se nombra. Quien esté pasando por la situación va a entender de qué se trata, sin que se lo tengan que decir varias veces. Una cosa que a mí me gustaba era que en el disco pusimos un estribillo entero que está cantado por nenas, nenes, mujeres y varones adultos, siendo toda una sociedad, toda una comunidad que está unida, como un mantra que expresa que no se tienen que guardar los secretos que hacen mal. Lo hacen suyo las niñas, los niños y también los grandes, porque hay muchos grandes que guardan esos secretos, incluso aunque no sean propios. Por miedo, por una imposibilidad social. Esto mismo se da cuando lo cantamos en vivo en los conciertos y es un momento dejamos de cantar y es el público el que lo canta y cada vez escuchamos más a las nenas y los nenes que saben la canción porque la aprenden en la escuela. Entonces se escucha cada vocecita y es muy fuerte.



- Esta canción también se hizo libro de la mano de Estrellita Caracol...

Así es. Nosotros ya tenemos nueve canciones que están hechas libro en la colección Canticuénticos en papel, que ilustró Estrellita Caracol. Este es uno de los libros y este libro fue elegido por el Ministerio de Educación para integrar el plan nacional de lectura, junto con el libro del "Mamboretá", que son de las canciones muy conocidas. Se repartió en una cantidad impresionante de escuelas y de jardines, lo cual también nos da esa esa tranquilidad de que el mensaje va a llegar a muchos otros lugares y nos parece fantástico. Tenemos en realidad tres colecciones de libros ahora: Canticuénticos en papel, Canticuénticos en cartónCanticuénticos en canciones, que viene a reemplazar al formato del CD. Ya hay mucha gente que no escucha CDs. Se perdió el poder tener ese librito donde estaban las letras y había ilustraciones: principalmente estaba toda la información de quién canta, quién toca cada instrumento, quién hizo el arreglo, quién hizo la canción. Todo esto está en los libros Canticuénticos en canciones y tienen un link para descargar toda la música y los códigos QR para ir leyendo cada canción. Entonces, arrancar con estas colecciones de libros tiene que ver con que nos parece muy importante que nenas y nenes aprendan a leer. Que no es solo aprender a deletraer, sino el gusto por la lectura, de querer agarrar un libro, el amor por los libros.

- En muchas salas de nivel inicial se escucha música destinada a personas adultas que traen les niñes de sus casas,  reggeatón principalmente. ¿Cómo podemos promover un cambio en estos aspectos?

No es nada fácil porque uno tampoco se puede decir: “Vamos a censurar esa música” o “No puede entrar a la escuela”. Me parece que es una una actitud muy autoritaria: yo creo que lo importante es poder proponer alternativas y que esas alternativas se conozcan. Lo que vemos es que cuando los docentes encuentran música que les parece que es adecuada, que a la vez es divertida, eligen esa música. Por ejemplo, la historia de "La cumbia del monstruo" tiene que ver con que en Santa Fe, el ritmo más fiestero y el que todo el mundo quiere quiere escuchar y bailar para cualquier celebración es la cumbia santafesina. Entonces pasaba que en la fiesta de fin de año del jardín, si no sonaba una cumbia, no había fiesta. "La cumbia del monstruo" tiene que ver con ocupar un espacio y hacer una cumbia que sea para nenas y nenes. Es una cumbia que no es específica, no es exclusivamente santafesina sino que está jugando con la colombiana.


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- ¿Qué proyectos tienen a futuro con la banda?

Muchos, siempre tenemos muchos. Ahora estamos sacando las canciones de nuestro sexto disco. Estamos empezando con el décimo libro de la colección Canticuénticos en papel, el tercer libro de la colección Canticuénticos en cartón, el tercero de Canticuénticos en canciones. Tenemos viajes todo el tiempo. Ahora nos vamos a Córdoba, después a Chile y a Buenos Aires. También estamos haciendo un video sobre una de las canciones nuevas que se llama “Para saber que te quiero”, que es sobre las familias con lazos no sanguíneos. Estamos siempre produciendo contenido. El público nos carga con mucha energía cuando uno se encuentra en los conciertos. Nos dan ganas de seguir componiendo, de seguir generando cosas. Hay Canticuénticos para rato.


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