Mi Carrito

Quién es Chiara Singarella, la joven promesa mendocina que jugará el mundial de fútbol

Compartí esta nota en redes

Lo que más le gusta a Chiara Singarella del fútbol es saber que cualquier cosa puede pasar. Eso trataba de pensar en su debut con la Selección Nacional Mayor en un amistoso contra Colombia, en Cali. Chiara miraba el partido, que iba empatado, desde el banco. Cuando el director técnico se giraba a mirarla, ella era clara con sus gestos: “Quiero entrar”. Pero él se daba vuelta otra vez. Faltando cinco minutos para el final, llegó su hora. La joven mendocina entró al campo de juego como volante por derecha. Al minuto, el conjunto cafetero se puso un tanto arriba. “Es mi culpa, no puede ser”, sintió. Entonces, cuando Argentina sacó del medio, hizo lo que sabe hacer: corrió, enganchó, le pegó con la zurda y convirtió.

—Veo la repetición del abrazo de gol todos los días —cuenta.

Oriunda de Luján de Cuyo, con 19 años y residencia en Estados Unidos, donde juega en la Universidad de Alabama y estudia Psicología, Chiara es una de las 23 convocadas por Germán Portanova para la Copa Mundial Femenina de Fútbol que se disputará a partir del jueves 20 de julio en Australia y Nueva Zelanda. Y también es una de las más jóvenes, junto a Lara Esponda (River Plate), Dalila Ippolito (Parma) y Paulina Gramaglia (Red Bull Bragantino).

A Chiara le encanta ver fútbol desde que tiene tres años, desde las ligas europeas hasta un partido de Sacachispas. A los cinco, vio a un grupo de chicos jugando en una plaza de su ciudad y les preguntó si podía sumarse. Después se enteró que eran de una escuelita de fútbol en la que no había chicas. Se incorporó igual. “A Chiarita hay que cuidarla”, decía el técnico. Sus compañeros la aceptaban, pero no tanto los de la escuela, que le decían “marimacho”. Chiara atesora el roce que implicaba jugar con varones, a pesar de los comentarios que recibía. “Hasta los 12 años está bueno jugar con pibes, aprender de ese ritmo y exigencia física, después deberían expandirse más las divisiones femeninas”, opina en diálogo con Feminacida.

Los días que no corría detrás de una pelota, jugaba al handball como su papá. Salía de la escuela y se iba a entrenar en uno u otro deporte. Su familia era tajante: si quería sostener los dos, no podía descuidar la tarea del colegio. Su mamá, profesora de Educación Física, le tomaba “mini pruebas” en su casa antes de que diera examen. Y cuando las maestras le preguntaban qué quería ser de grande, Chiara siempre respondía lo mismo: jugar en la selección de cualquiera de las dos disciplinas. Lo logró en ambas. Su primera convocatoria fue a los 13 años para jugar con la Sub-20 en el Sudamericano de handball. Cuando volvió, le llegó la citación para competir junto a la Sub-20 de fútbol en Paraguay. Y en 2018 se consagró como la deportista argentina más joven en los Juegos Odesur, con tan solo 14 años.



Chiara se perfeccionó en ambos deportes hasta que su cuerpo le pidió elegir. Con el físico que desarrollaba en el fútbol se limitaba en el handball, y, al revés, perdía resistencia y velocidad en el fútbol. Además, se lesionaba seguido. Pesó ambos deportes en una balanza y ganó “por poquito” la redonda en los pies: veía un camino de mayor profesionalización y la posibilidad de estudiar a la par con una beca. “Quería tener un título que me acompañe porque la carrera deportista central es corta. Siendo mujer no sé si voy a poder vivir de lo que me dé el fútbol en algún futuro. Trato de mantener mi cabeza activa para no cansarme de estudiar”, explica a este medio.

De Las Pumas al mundo

María Victoria Pintos o Mavi, actual jugadora de Gimnasia, fue la capitana histórica de Las Pumas, el primer club de fútbol exclusivamente para mujeres de la liga mendocina creado en 1983 en Jesús Nazareno, Guaymallén. Se hizo conocido de la mano de Viviana Gómez, apodada en su momento como “La Maradona rubia” por su habilidad y carácter y por llevar la 10 en la espalda.

Un día, Mavi vio un partido de Chiara en el Club Banco Mendoza.

—Che, nena, venite a jugar con nosotras.

La niña de 12 años hizo caso. Así comenzó su historia en Las Pumas, donde sería dirigida cinco años por Silvana Villalobos, emblema del fútbol femenino, con una carrera de directora técnica que lleva más de 30 títulos en su haber. “Gracias a ella teníamos remera para entrenar, buzo, camperón, short, medias, todo”, recuerda Chiara. Después le dieron el pase a Independiente Rivadavia, donde estuvo un año.

En Las Pumas también había jugado Estefanía Banini y Gimena Blanco, con quien compartió cancha. Con Banini le tocaría más tarde, ya en los amistosos de la selección mayor. “Lo rápida que es… En dos segundos te deja pagando, estoy jugando con un monstruo”, pensaba cuando miraba a la diez. Chiara empezó a observar de cerca a las estrellas. De la centrocampista Flor Bonsegundo le sorprendió cómo “mete y sacrifica”, y le empezó a pedir consejos. De la delantera Mariana Larroquette, cómo pone el cuerpo y busca los huecos para girar y pegarle. De todas: “Cómo les gusta permanecer en la selección y pertenecer”.

Este sábado se dio a conocer la lista oficial que cruzará el océano. Chiara también es parte, como ellas. Lo ansiaba hace meses. Y sabe que puede pasar cualquier cosa.


Compartí esta nota en redes