Después de 19 años, se cumple por primera vez con el cupo sindical femenino en la Confederación General del Trabajo (CGT) sancionado en la Ley 25.674 que estableció la participación proporcional de mujeres en un 30 por ciento. Fue en el marco de la renovación de autoridades que tuvo lugar en Parque Norte, el pasado 11 de noviembre, donde también se realizó una reforma del estatuto. Sin embargo, ¿de qué manera se llega a este piso? ¿Qué secretarías ocupan las mujeres dentro del consejo directivo? ¿Cómo se traduce en las posibilidades de decisión de las mujeres? ¿Implica la toma de poder por parte de las mismas o es una tilde vacía en un casillero de género?
“Lo imprescindible es reconocer que esto no fue magia, que fue parte de la lucha histórica de compañeras y la de nuestra generación que instala el tema de los derechos que tenemos las mujeres sindicalistas a ocupar espacios en las conducciones de las organizaciones sindicales en las que diariamente aportamos, colaboramos y construimos”, remarca en diálogo con Feminacida, Milena Lamonega, secretaria de Derechos Humanos de la Seccional Buenos Aires, secretaria General de la delegación Zona Norte del Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP) y referente de Mujeres Sindicalistas de Zona Norte.
El 11 de noviembre se cumplieron 70 años del voto femenino, el mismo día que se incorporaron cambios en la CGT apuntando a la igualdad de género. Por un lado, se estableció la reforma del estatuto y, por otro, se renovaron las autoridades. Para garantizar el cupo sindical femenino establecieron que todas las secretarías -menos la general- y las vocalías se desdoblaran con cargos compartidos entre un varón y una mujer.
¿Se garantiza, de esta manera, la paridad en la toma de decisiones? Lamonega sostiene: “No creo que el desdoblamiento de las secretarías garantice la paridad en la toma de decisiones. Por como está planteado, no garantiza eso: es el gremio el que ocupa la secretaría con dos personas de diferente género y, con que esté una persona solamente, la secretaría está presente. Lo que sí se garantiza es que en las sesiones del Consejo Directivo haya el 30 por ciento de las mujeres”.
Según la Comisión de Poderes del Congreso, en el Encuentro Nacional de Parque Norte participaron 1.330 congresales, que implica el 78 por ciento de los delegadxs totales, representando a 151 gremios de un total de 215 sindicatos confederados. Pero, ¿se realizaron todos los cambios que pedían las mujeres sindicalistas? La secretaria de Derechos Humanos de SADOP señala que la reforma del estatuto es un avance porque muchas mujeres están siendo incluidas en cargos de conducción y reconocidas por su militancia dentro del sindicalismo, aunque aclara: “Las compañeras sindicalistas no participamos activamente en el debate y en la determinación de cómo se materializa en esta etapa histórica esa participación. Si bien, lo vivimos como un avance, también, es bueno reconocer que es con nosotras. Esos debates se deben dar con nosotras”.
La reforma del estatuto de la CGT no contó con plena participación de las mujeres en su debate y Lamonega remarca: “La lucha debe continuar hacia el interior de las organizaciones sindicales que son las que, en definitiva, deben cumplir con darle las credenciales a las compañeras para que sean las que representen a la organización sindical en la CGT”.
Mara Rivera, subsecretaria de Género e Igualdad de Oportunidades de la Secretaría de Relaciones Gremiales de la Asociación del Personal Superior de Empresas de Energía (APSEE) y vocal titular por su sindicato en la CGT, insiste en la idea de fortalecer las bases de las organizaciones como la clave para poder ocupar los espacios necesarios. “En la CGT una representa a su organización sindical. No hay hombres o mujeres, sino que el Consejo Directivo está conformado por distintos gremios, donde cada uno elige a quién poner y creo que, por eso, es muy importante seguir engrandeciendo a nuestros espacios desde las bases hacia arriba, para poder llevar la voz y la problemática real de lo que pasa en los sectores de las y los trabajadores”.
¿Qué establece la Ley de Cupo Sindical Femenino?
La Ley 25.674 de Cupo Sindical Femenino establece en su artículo 1° que “cada unidad de negociación colectiva de las condiciones laborales, deberá contar con la participación proporcional de mujeres delegadas en función de la cantidad de trabajadoras de dicha rama o actividad”. En la letra chica del piso del 30 por ciento y en relación a los órganos directivos, la ley dice que cuando la cantidad de trabajadoras no alcanzare ese 30 por ciento del total, “el cupo para cubrir la participación femenina en las listas de candidatos y su representación en los cargos electivos y representativos de la asociación sindical, será proporcional a esa cantidad”.
Esto significa que, si el porcentaje de trabajadoras en el gremio es menor, el número de los cargos a ocupar baja. Se garantiza el 30 por ciento siempre y cuando el número de mujeres alcance o supere ese porcentual sobre el total de las y los trabajadores.
En esta línea, los últimos datos del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación brindados en el informe Las mujeres en el mundo del trabajo señalan que solamente el 18 por ciento de Secretarías, Subsecretarías o Prosecretarias están a cargo de mujeres. De éstas, el 74 por ciento corresponden a aquellas consideradas “propias de las mujeres”, como igualdad, género o servicios sociales.
Previo a las elecciones del pasado 11 de noviembre, dentro del Consejo Directivo Nacional de la CGT sólo un cargo estaba ocupado por una mujer, Noé Menéndez Ruiz de la Asociación de Modelos Argentinos (AMA), quien continúa a cargo de la Secretaría de Igualdad de Oportunidades y Género. En la actualidad, aunque se incorporaron mujeres dentro del Consejo Directivo, la conducción continúa compartida sólo por varones-cis: Pablo Moyano, secretario general adjunto del Sindicato de Choferes de Camiones, Obreros y Empleados del Transporte de Cargas por Automotor, Servicios, Logística y Distribución de la Ciudad Autónoma y Provincia de Buenos Aires, Héctor Daer, secretario general de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA) y Carlos Acuña, secretario general del Sindicato de Obreros y Empleados de Estaciones de Servicio y G.N.C., Garages y Playas de Estacionamiento y Lavaderos de Autos de Capital Federal y la Provincia de Buenos Aires (SOESGyPE).
Feminismos y sindicalismo
Teniendo en cuenta que, en toda la historia de la CGT (creada el 27 de septiembre de 1930), sólo una mujer, Susana Rueda, ocupó el cargo de secretaria general entre 2004 y 2005, y que la Ley de Cupo Sindical Femenino es del 2002: ¿qué significa que, finalmente, se cumpla con esta ley en la CGT? ¿Cuánto le costó a las sindicalistas llegar hasta acá?
“La materialización del cupo femenino en la organización madre es muy importante, porque desde el colectivo de mujeres que militamos en los sindicatos en distintas épocas se luchó mucho por esto. Yo tengo el recuerdo de dirigentas sindicales que fueron un faro en ese sentido”, recupera Lamonega.
Rivera plantea que a partir del Ni Una Menos en 2015 se generó un empuje que permitió la visibilización de la militancia de las mujeres sindicalistas y reconoce que trabajaron mucho para esto: “Tomamos otro impulso dentro de nuestras organizaciones sindicales, apostamos a la militancia y llevamos el feminismo dentro de nuestras organizaciones. Algo de lo que no se habla es cómo el feminismo llega al sindicalismo de la mano de las mujeres que veníamos luchando en la calle y lo llevamos a nuestros lugares de trabajo y, por ende, a nuestras organizaciones”.
Hay un cruce entre los feminismos y el sindicalismo impulsado, también, por lo que generó la marea verde hacia dentro de las organizaciones que invita a pensar. El hecho de que las mujeres y las disidencias cuenten con representación en los lugares de decisión es una determinación política clave. Como sostiene Ana Natalucci en el prólogo del libro La Marea Sindical: “Que haya mujeres en lugares de decisión, sea en el sindicato o en cualquier otra institución social, no es una mera disputa de poder, es profundamente político. De construir representaciones que contengan la diversidad social”.
Transversalizar la perspectiva de género
¿Qué significa incorporar la perspectiva de género en los sindicatos? ¿Qué acciones o temas habría que poner en agenda? Mara Rivera plantea: “La perspectiva de género en los sindicatos tiene que empezar por casa. Primero tenemos que capacitar a las bases, a nuestros cuerpos de delegados y delegadas, nosotrxs, si queremos pedirles a las empresas de energía que sumen más compañeras tenemos que tener cierta capacitación para entender por qué es importante que el mundo del trabajo sea inclusivo”. La importancia de la transversalidad de la perspectiva de género como parte del proyecto gremial tiene que ver con que atraviese todas las secretarías y actividades que se lleven adelante y que no se quede encasillada sólo en las que tocan “temas de género”.
En el caso de APSEE, por primera vez en 2015 y, después de 58 años, incluyó dos mujeres en el Consejo Directivo y para 2019 llegaron a ser nueve. Es un logro ya que es un gremio en el que no sólo hay baja participación de las mujeres, sino que son pocas trabajadoras. “Somos un sector masculinizado. Ocupamos mandos medios de las empresas de energía eléctrica y somos menos de un 13 por ciento de mujeres. Y esto no excluye a las bases, al personal de producción que es Luz y Fuerza, porque ellas también son un 12 por ciento”, confirma Rivera.
La gremialista de SADOP señala que el mundo del trabajo está muy masculinizado y que hay muchas actividades, en general las mejores pagas, a las que las mujeres y disidencias no tienen un acceso igualitario. Asimismo, la brecha salarial, el techo de cristal y las tareas de cuidado y la doble o triple jornada que realizan las mujeres son factores de desigualdad que se suman.
“Claramente las mujeres no estamos en igualdad de condiciones que nuestros compañeros. La organización sindical está atravesada por el patriarcado al igual que el mundo del trabajo. Eso se traduce en obstáculos para una participación en igualdad de condiciones y justa en términos de acceso, permanencia y posibilidades de estar en espacios decisorios”, ilustra Lamonega.
Rivera, en el mismo sentido, explica: “Todavía queda mucho por hacer, no sólo incluir más trabajadoras al sector de energía, sino que tengamos la oportunidad de pasar a puestos técnicos porque son las categorías mejor pagas. Tenemos que seguir luchando para seguir fortaleciéndonos y capacitándonos para llegar a esos cargos y darle la oportunidad a las mujeres de poder postularse.”
Es con nosotras
Las gremialistas coinciden en que falta mucha discusión y transformación todavía para saldar las desigualdades de base. “Recién tuvimos la segunda reunión de CGT, me parece que vamos a necesitar esa fuerza de militancia de todas las mujeres, de instalarnos en todas las secretarías. Lo mismo que se hace en un sindicato hay que transversalizarlo a la CGT”, asegura Rivera y concluye: “Va ser algo difícil, pero necesitamos seguir con la fuerza que nos caracteriza a las mujeres que logramos, en el 2016, la unidad de las trabajadoras con todo el arco del movimiento obrero. Toda esa mística y esa historia que llevamos a las calles hay que seguir volcándola dentro de las organizaciones sindicales”.
Milena Lamonega, por su parte, completa: “Sentimos como un mandato histórico continuar la lucha hacia adentro de nuestras propias organizaciones sindicales. La lucha de las mujeres trabajadoras con perspectiva de género, del feminismo que representamos continúa porque no hemos alcanzado la justicia que anhelamos. Una patria justa y con el reconocimiento y el lugar que todas, todos y todes merecemos”.
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