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Las nietas de las brujas que no pudieron quemar

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Doble, burbuja, guerra y escombros.

Cuando te enredas con mujeres te metes en líos.

Somos condenadas por asesinato si se planea un aborto.

Condenadas por vergüenza si no tenemos un hombre.

Condenadas por conspiración si luchamos por nuestros derechos.

Y quemadas en la hoguera cuando nos levantamos para luchar.

Doble, burbuja, guerra y escombros.

Y quemadas en la hoguera cuando nos levantamos para luchar.

Doble, burbuja, guerra y escombros.

Cuando te enredas con mujeres estarás en líos.

Maldecir tu imperio para poder hacerlo caer.

Cuando te enfrentas a una de nosotras, ¡te enfrentas a todas!

Pasa la Palabra, Hermana.

Hechizo de W.I.T.C.H. (Conspiración Terrorista Internacional de las Mujeres del Infierno)

Brujas. Abundan en nuestro imaginario desde la infancia. Aparecen en los cuentos y en la industria cinematográfica como la representación del mal. Oscuras, temibles, y hechiceras. La última noche de octubre se las celebra, principalmente, en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y en países de América Latina con decoraciones y máscaras de terror. “¿Dulce o truco?”, preguntan niños y niñas que recorren las casas de su barrio en búsqueda de golosinas. En muchos casos, los disfraces trascienden las edades y son protagonistas en los boliches o fiestas de adolescentes y jóvenes. La tradición se resignifica en diferentes prácticas y lugares. Pero, ¿qué entramado histórico de sentidos la recorre?

Los orígenes de una tradición foránea

Halloween significa “Víspera de todos los santos”. La celebración de orígenes celta también es conocida como “Noche de brujas”. Sus inicios se remontan a un antiguo festival pagano de Samhain que festejaba el final de la cosecha de verano y la llegada de los días cortos y fríos del otoño.

Durante este día, según narra la leyenda, los muertos podían pasar al lado de los vivos y retornar por unas horas a sus antiguos hogares. El velo existente entre el presente, el pasado y el futuro caía, por lo que se consideraba el momento más propicio para las artes mágicas, en especial las adivinatorias y de predicción sobre el nuevo año.

“La Iglesia Católica fue la que más influyó en la transformación cultural del festival de Samhain. Tras la cristianización, a través de Roma, de los pueblos celtas, se intentó erradicar estas creencias, las cuales aún estaban tan arraigadas en ellos, que posteriormente la nueva iglesia pretendió implantarlas en su seno”, señala Margarita Barrera Cañellas, doctora en Antropología por la Universidad Complutense de Madrid en su tesis “Halloween: su proyección en la sociedad estadounidense”. Según reseña la académica, en el año 610, el Papa Bonifacio IV instauró la fiesta de los “Mártires Cristianos” el día 13 de Mayo, “en un primer intento de transformación de las creencias paganas aún existentes en el ámbito de la Cristiandad”.

Fue entonces cuando el festival de Samhain cambió su nombre, al ser llamado All Hallow´s Eve, o “la noche de todas las almas”, que derivaría con el tiempo en la simplificación del término que hoy conocemos: Halloween. Un emblema norteamericano que se extendió más allá de sus fronteras.

Fijate de qué lado de la mecha te encontrás

“Somos las nietas de todas las brujas que nunca pudieron quemar”. El canto resuena en todas las marchas del movimiento de mujeres. Hace tiempo que el feminismo decidió apropiarse de las etiquetas patriarcales para invertir su sentido y convertirlas en un sello de identidad.

Brujas. Ardemos. Anudamos nuestras manos en ronda. Gritamos al unísono. Nos protegemos. Le rendimos homenaje a nuestras antepasadas del aquelarre: las que se negaron a quedarse calladas, se organizaban y practicaban ritos para salvarse de la hoguera. Mujeres que elaboraban remedios caseros e intercambiaban sus conocimientos sobre plantas medicinales ante emergentes de la salud a las que no se les brindaba atención ni soluciones.

La información es poder. Referentes de sus comunidades, fueron acusadas de “herejes”, perseguidas e incendiadas. La caza de brujas tuvo lugar en Europa entre la segunda mitad del siglo XV y mediados del siglo XVIII, al final de la Edad Media y comienzos de la Modernidad. “La Iglesia persiguió a las brujas porque creían que le hacían una competencia terrible al propio cristianismo. Eran mujeres que afirmaban que también podían intermediar con el otro mundo”, subraya García Cárcel, autor de La Inquisición.

La escritora italiana Silvia Federici, autora de El calibán y la bruja, señala que en los países africanos como India, Nepal y Papúa Nueva Guinea las prácticas disciplinadoras contra las mujeres son habituales: las asesinan bajo la excusa de la brujería. “Está claro que, como en los siglos XVI y XVII, esta nueva caza de brujas se conecta con la extensión de las relaciones capitalistas en todo el mundo. (...) Hay pruebas de que parte de la responsabilidad de esta nueva caza, que a su vez se dirige a las mujeres mayores, debe atribuirse a la labor de las sectas cristianas fundamentalistas, como el movimiento pentecostal, que han traído de nuevo al discurso religioso el tema del diablo, aumentando el clima de sospechas”, dijo a la revista Números Rojos de España.

“Dejo registrado que si vuelve la Edad Media, yo estoy del lado de las brujas", afirmó la escritora brasileña Clarice Lispector. La frase hizo eco en muchas feministas que, como el colectivo de Mujeres Radicales de Nueva York cuyas palabras dieron inicio a esta nota, transforman el miedo en ruido y articulación para enfrentar a un sistema que nos pretende sumisas y hundidas en el agujero sombrío de los silencios. Hasta verlo arder.


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