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Las trabajadoras del hogar y la situación de crisis durante el aislamiento

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Desde que comenzó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio se agudizó el debate sobre el trabajo doméstico no remunerado, el cual recae casi exclusivamente sobre las identidades feminizadas. Las tareas reproductivas y de cuidado constituyeron históricamente un trabajo invisibilizado y, cuando se habla de una empleada del hogar, suele usarse algún eufemismo que encubre su condición de trabajo: "la mujer que limpia en casa" o “la chica que me ayuda”. Ahora bien, ¿cómo afectó la pandemia a las trabajadoras de casas particulares?

El uso del femenino para hacer referencia al trabajo doméstico se relaciona con el hecho de que “la tasa de feminidad de la rama es del 98,5 por ciento”, como muestra el informe Las trabajadoras de servicio doméstico en Argentina, realizado por Natsumi Shokida para Economía Femini(s)ta.

De hecho, las injusticias hacia este sector tienen un vínculo estrecho con la división sexual del trabajo. En primer lugar, la mayoría de las empleadas del hogar son jefas de sus propias viviendas, donde continúan trabajando sin remuneración. Además, perciben los sueldos más bajos de todo el mercado laboral. Según el informe citado, “la mitad de estas trabajadoras cobra menos de $8.000 en su ocupación principal”. El 74,5 por ciento se encuentra en una relación laboral informal, por lo tanto, el sueldo se arregla mediante un contrato tácito o de buena voluntad entre empleadores y empleadas, sin que medie una reglamentación real. Además, esto representa que no haya vacaciones pagas, ni aguinaldos, ni pagos en caso de enfermedad, ni obra social.

Este escenario de vulnerabilidad e indefensión se incrementa en el contexto de la pandemia. A las dificultades mencionadas anteriormente se suman conflictos en el cobro de salarios o la posibilidad de perder el empleo. Además, se agregan la extensión de la jornada laboral, mayor cantidad de trabajo y la exposición al contagio, ya que en ocasiones atienden a personas enfermas sin medidas de prevención adecuadas.

Como si lo anterior no fuera suficiente, Elva López Mourelo, especialista en mercados de trabajo inclusivos de la OIT Argentina y autora del informe El Covid19 y el trabajo doméstico en Argentina, advierte acerca de “la mayor vulnerabilidad y peligrosidad de las violencias contra las mujeres durante el confinamiento, debido a las dificultades para huir de situaciones violentas o para acceder a servicios de atención a las víctimas”. Según la investigadora, esta situación expone a las trabajadoras del hogar a un mayor riesgo de violencia, ya sea directa –por parte del empleador– o indirecta –al ser testigo de episodios de violencia en el hogar.

A.G. es una mujer joven y fuerte, camina lentamente acompañando el paso de la anciana que cuida. Desde que empezó la pandemia, A.G. se instaló en la casa de la mujer para no correr el riesgo de traer el virus desde su barrio o llevarlo allí. En su casa de San Martín quedó su mamá, pero “por suerte, se cuida sola”. Una situación similar vivió Juanita, pero con mayor repercusión mediática. Juanita es la empleada doméstica de Catherine Fulop, quien subió a las redes un video en el que afirma que las dos quedaron encerradas en la casa de la actriz al decretarse la cuarentena. En el video, la Fulop le pregunta a Juanita por qué se quedó en la ahí y la empleada responde: “Pero, si era lo mismo”.

Las dos trabajadoras minimizan la situación que viven. Como advierte López Mourelo en su informe, muchas empleadas del hogar, por el carácter íntimo de la actividad que realizan y la falta de contacto con otras trabajadoras del rubro, desconocen sus derechos. “Solo el 3,7 por ciento de las trabajadoras están afiliadas al sindicato; el 2,1 por ciento se contactó con el sindicato en el último año y apenas el 8,5 por ciento consultó la ley del sector”, según reveló la Encuesta Nacional a Trabajadores sobre Condiciones de Empleo, Trabajo, Salud y Seguridad (ECETSS) realizada en 2018.

“Hay muchas compañeras que temen quedarse sin trabajo. Prefieren agachar la cabeza y seguir trabajando sin reclamar sus derechos por la misma necesidad económica que atraviesan”, manifestó en una entrevista a Canal Abierto, Sonia Kopprio, secretaria general del Sindicato de Trabajadoras de Casas Particulares, secretaria general adjunta de la CTAA Río Negro e integrante de la Comisión Ejecutiva Nacional de la CTAA.

Hace unos meses, Gustavo Cardinale, dueño de una empresa de transporte de cargas, escondió a la empleada de su hogar en el baúl del auto para ingresar al country en Tandil donde reside. Otro caso que adquirió notoriedad inmediata fue el de Nicole Neumann, quien le pidió a su empleada que permaneciera encerrada en una habitación hasta realizarse el testeo luego de que perdiera el olfato, síntoma clave del Covid-19. A raíz de esto, la modelo fue acusada en los medios y en las redes sociales por no haber registrado a la trabajadora y violar las reglas sanitarias vigentes.

Tanto el empresario tandilense como Nicole Neuman hicieron posteriormente sus descargos. Sin embargo, como explicó Matías Isequilla, apoderado de la Unión de Trabajadores Domésticos y Afines (UTDA), “no constituye un hecho aislado, sino un claro ejemplo de los muy numerosos atropellos que han padecido la mayoría de las trabajadoras de casas particulares de parte de sus empleadores”.

Para mitigar la situación de crisis del rubro, el gobierno determinó en primera instancia refuerzos en los planes sociales y asignaciones, la inclusión de las trabajadoras del hogar (registradas o no) en el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y un aumento salarial que fijó la Comisión Nacional de Trabajo en Casas Particulares (CNTCP).

Además, la Unión Personal Auxiliar de Casas Particulares (UPACP) realizó una campaña de sensibilización, bajo el hashtag #CuidaAQuienTeCuida, acerca de la exposición que sufren las trabajadoras de servicios domésticos y las medidas de prevención para aquellas que continúan su actividad durante el confinamiento. A su vez, con motivo del Día Nacional del Personal de Casas Particulares en Argentina el pasado 3 de abril, UPACP lanzó, con apoyo de la OIT, una campaña en la que se brinda respuestas a las preguntas que recibió el sindicato sobre los derechos de las trabajadoras durante el ASPO.

Para hacer consultas y reclamos a través de la Unión del Personal Auxiliar de Casas Particulares todas las líneas telefónicas están disponibles haciendo click acá.

- Este artículo fue producido en el marco del Taller de Periodismo Feminista de Feminacida -


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