Por Karen Magalí Dellamea
La lectura de una novela como Mátate, amor de Ariana Harwicz resulta elocuente en tiempos en los que se debate sobre la soberanía de los deseos que emanan de nuestros cuerpos atravesados cultural y socialmente. Su escritura ilumina la experiencia íntima de quien se desmorona a cada paso. Y quien recorre sus líneas tiene la sensación de asistir constantemente a un efecto liminal, como el que generan los viajes. Un efecto de esos que cristalizan, ensordecen y aturden. Ninguna sale indemne de Matáte, amor porque su historia es la historia de todas nosotras, desmoronadas.
“Esa fue mi vida o desde entonces iba a ser así. Cuando tengo sexo conmemoro aniversarios de ausentes. Cuando me enamoro, ahora mismo, mientras me sacudo, echo tierra sobre un cajón. Qué importa de quién. Y cuando me masturbo profano nichos y cuando acuno a mi bebé digo amén y cuando sonrío desconecto un respirador artificial. Por eso el beso, porque de todos modos (…) estoy muerta”, escribe la autora.
Harwicz no da tregua. De forma abrupta y también -por qué no- dolorosa, invita a la lectura de un mismo cuerpo (de mujer) y un mismo sentir (de madre y esposa) doliente. La dinámica que recorre la novela es la de una experiencia extrema. Es escritura rabiosa que evidencia una maternidad desquiciada. Lo que resta después del paso de quien lee es la mera articulación de palabras "a medias": un querer-decir perturbado por el torrente de metáforas de cada capítulo.
Abanico de posibilidades, la novela se presenta como un soliloquio shakesperiano que la misma personaje lee, mientras cae y vuelve a levantarse. Es un debilitamiento de fuerzas corporales. Pero es, por sobre todas las cosas, la voz de quien condensa momentos de “una tristeza excitante, salvaje”.
La novela nos ubica sobre los lugares comunes de la maternidad y la familia para alterar las estructuras. Evidencia el devaneo de una madre que se sabe atrapada, pero que no quiere morirse sino sentir.
Mátate, amor es la herida de quien sabe que no puede escapar y es también, el grito ahogado de quien quiere salir corriendo, pero cuando por fin lo logra, cae de rodillas. Nosotrxs, lectorxs, al igual que el hijo y el marido, asistimos al espectáculo de su desmoronamiento: “Mamá, yo, corro y me arrojo desde un pozo de lluvia a los altos pastizales no podados donde mi cuerpo quedará tantos años sin ser descubierto (…) Busco en el aire tupido la grieta por donde atenuarme”.
Acerca de la autora
Ariana Harwicz nació en Buenos Aires en 1977 y vive en Francia desde 2007. Mátate, amor es su primera novela, publicada en 2012 por la editorial Lengua de Trapo. Llegó a España, Perú y Argentina y fue traducida a varias idiomas. También es autora de Tan intertextual que te desmayas (junto con Sol Pérez), La débil mental y Precoz. Actualmente Mátate, amor fue adaptada teatralmente: dirigida por Marilú Marini y protagonizada por Érica Rivas.