Mi Carrito

Precoz y el desconcierto de la maternidad

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Precoz es una obra de teatro basada en la novela homónima de la escritora Ariana Harwicz. Dirigida por Lorena Vega e interpretada por Julieta Díaz y Tomás Wicz, puede verse jueves, viernes, sábados y domingos en Dumont 4040, CABA. La mutación del vínculo entre una madre y su hijo ocupa el centro de la trama para echar luz sobre las oscuridades, tensiones y contradicciones que pueden suscitarse a partir de la mímesis y la locura. "¿Por qué el hijo debe crecer? ¿Por qué debe la madre envejecer antes que el hijo? Precoz es una visión de muerte en la cocina, de muerte entre las piernas. Y también ese fulminante amor”, asegura la autora.

Luego de las adaptaciones teatrales de sus novelas Mátate amor y La débil mental, Precoz pareciera completar una trilogía no planificada en esos términos por sus escritora. "La maternidad aquí supone una falta de fronteras, una confusión entre la lengua de la madre y el hijo. Hay desconcierto, ambos responden al deseo del otro, se observan, están siempre en los márgenes económicos, políticos, topográficos", relata Ariana Harwicz en una entrevista con Feminacida.

Una madre y su hijo adolescente circulan en una geografía incierta y hostil. Algo de la endogamia entre ellos no cede y es el Estado el que aparece para reclamar a la madre sobre los cuidados al hijo. Pero no los ayudan, no los contienen: solo observan con indiferencia su vínculo intenso. Ellxs se debaten entre la ternura y la locura, caminan sobre los márgenes y se relacionan afectivamente con el mundo de un modo torpe y mimético. Casi gemelos, casi enemigos, la ambos ven sacudido su mundo con la aparición de un hombre que la enamora a ella y a él lo vuelve el cómplice perfecto. Bordeando los límites del amor insano y perfecto, la soledad más absoluta y el desprecio de la sociedad, juntos son dinamita: separados, no son nada.

¿Qué temas pone en cuestión?

Creo que uno no escribe pensando en temáticas, aunque después la lectura obligue a hacer ese recorte. Pero previamente, quien escribe tramita una angustia. Precoz, como mis otras novelas, tiene un alto voltaje de angustia existencial, de conciencia de la existencia, de desdoblamiento. Los personajes se ven vivir, se escuchan hablar. Hay un tratamiento estético y filosófico de la angustia de una mujer y su hijo.

¿Cuál es la novedad que creés que aporta la obra en el abordaje del vínculo entre una madre y su hijo?

Precoz es la obra más marginal, la más extrema, la última de ese tríptico no voluntario. Es la que expone más radical, cruda y subversivamente a la relación de una madre con su hijo bajo los efectos de una sintaxis enrarecida, algo salvaje que se deposita en la lengua. Los personajes por momentos son madre e hijo y en otros momentos, no. Pareciera que cambiase el enfoque, la luz. A medida que transcurre el tiempo son otros. De repente el hijo es un soldado, un hombre que está arriba de ella, que la toquetea. Y la madre es una mujer que quiere vivir, que quiere coger, que se olvida de que tiene un hijo y lo trata como un par, como un amante, y luego vuelve a ser un niño. La edad del hijo no para de cambiar: la figura es el punto de apoyo de esa madre y se mueve según los vaivenes mentales de ella. Hay una especie de compensación entre los dos, donde uno le calma el deseo al otro. Pero un deseo que está en la cuerda floja de lo incestuoso. La madre es borderline, convulsiva, de otro mundo. Precoz es una huida y por eso desemboca en una isla totalmente inverosímil. La novedad tiene que ver con pensar a la maternidad como algo desconcertante, sin límites ni bordes morales.

En otra oportunidad afirmaste que siempre estás pensando en el teatro al escribir tus novelas. ¿A qué se debe esa elección sobre las otras formas de narrar?

Lo que escribo es teatro. En el teatro está la verdad. La vida es un caos absoluto, injusto y arbitrario donde a veces resulta un alivio pensar en la muerte. Y en el teatro siempre hay verdad, es un lugar de culto. Allí todos los personajes tienen razón. Trato de perseguir esa lógica en mis novelas, lo que obliga a salir del maniqueísmo y de los forzamientos ideológicos.

¿Cómo fue el proceso de transposición de Precoz? ¿En qué consistió el trabajo en equipo para adaptar la novela?

Nunca tomé la iniciativa de llevar mis novelas al teatro, sino que fueron surgiendo las propuestas. Yo amaba al teatro, mi dispositivo mental ya era teatral, pictórico y cinematográfico. En Precoz, la iniciativa nació con Florencia Monfort, una de las productoras de la obra junto a Natalia Cleiman. Conocemos nuestros textos y tenemos una relación literaria, más allá de nuestra amistad. El trabajo de transposición fue continuo, fluido y de diálogo permanente con las personas que integraron el equipo. Participé de ensayos cuando estuve en Buenos Aires y conversé mucho con los actores y con la directora. Cada uno mantenía su rol, pero había una especie de diálogo filosófico, un diario con notas al pie, una inspiración permanente. La adaptación tuvo que ver con recortar las escenas y darle el hachazo final para que sea teatro.

Ficha artístico-técnica

Autora: Ariana Harwicz

Adaptación: Juan Ignacio Fernández

Actúan: Julieta Díaz, Tomás Wicz

Música original: Sebastián Schachtel

Escenografía: Rodrigo González Garillo 

Diseño de movimiento: Jazmín Titiunik

Vestuario: Julieta Harca

Diseño de luces: Ricardo Sica

Diseño gráfico: Leandro Ibarra

Fotografía: Sebastián Freire

Prensa: Marisol Cambre

Producción: Intensa Producciones 

Producción general: Natalia Kleiman, Flor Monfort, Julieta Díaz

Asistencia de producción: Mercedes Aranda

Asistencia de dirección: Mercedes Aranda

Dirección general: Lorena Vega



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