En el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez denuncian que la atención que se recibe en Salud Mental no es la adecuada. Desde las fallas en la administración de la institución, algunos de los signos son largas filas, fechas de turnos que no se cumplen y vueltas burocráticas hasta concretar el encuentro con el personal médico.
Luján Tramanzoli, trabajadora social y encargada de salud en un hogar de adolescentes, conoce la situación general ya que va seguido al hospital: “Hoy en día, con un montón de cosas digitalizadas, se sigue eligiendo que los turnos se saquen presencialmente. Incluso hubo servicios que, durante la pandemia, ofrecieron turnos por mail y ahora que se liberaron un poco las restricciones, volvieron a la manera presencial”. Entrevistada por Feminacida, Tramanzoli también menciona que, al otorgarse los turnos a varias personas, las citas se dan para una misma fecha sin un horario preciso. “Entonces vas y no sabés a qué hora te vas a ir”, adelanta.
Personal que no da abasto
Otra dificultad que atraviesa el Gutiérrez se encuentra en la escasa disponibilidad del personal de salud para absorber la demanda de pacientes. Mientras durante el 2021 hubo un alto número de jubilaciones (y, en consecuencia, pocos profesionales supervisando), desde la institución denuncian una reducción en las concurrencias: prácticas profesionales no remuneradas que “corren el riesgo de dejar de existir” para pasar a transformarse en formaciones de posgrados pagos. “En todos los hospitales y centros de la Ciudad donde había concurrencias, la disponibilidad de profesionales va a mermar un montón y pasar a esta modalidad privatizadora donde ya el GCBA venía avanzando en el 2019. Las concurrencias son importantes en salud mental porque suele haber más personas en formación que en otras áreas”, afirmaron desde el Hospital.
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Desde la Asamblea de Residentes y Concurrentes de CABA denuncian un recorte de más de 600 concurrencias en los últimos 4 años y exigen mayor presupuesto en salud y personal “para evitar la sobreexplotación laboral”. “En medio de una pandemia, en donde todo el mundo está pidiendo que se sumen más trabajadores de la salud, es bastante raro que vos decidas recortar los cargos de las personas que están gratis. No somos un costo nosotros, ¿por qué nos recortás?”, dice Florencia Delgado, miembro de la Asamblea y concurrente de Salud Mental en el Hospital Argerich. En diálogo con Feminacida, cuenta que, entre “el sobrepeso” de trabajo y el cierre de puestos para convocar más trabajadores, “por más que uno tenga un montón de ganas, es imposible que uno pueda atender tantos pacientes por día y dar abasto a la atención que se necesita”. Y agrega: “Vos pedís un turno en salud mental a un hospital público y tenés meses y hasta un año de lista de espera”.
Tanto en el Hospital Gutiérrez como en el Argerich hay recortes en los cupos de residentes y concurrentes. Respecto a esto, Delgado explica que en hospitales de grandes dimensiones (como estos dos) el número de concurrentes supera ampliamente al de residentes, por lo que “es muy probable que, si una persona va a un hospital, el psicólogo que la atienda sea un concurrente”.
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Infancia y salud mental
Desde Unicef se calcula que los niños y niñas de entre 10 y 19 años sufren en un 42 por ciento trastornos mentales relacionados a la ansiedad y depresión, siendo el suicidio la tercera causa de muerte en Latinoamérica y el Caribe entre los 15 y 19 años. Por otro lado y a nivel nacional, en cuanto a derechos de chicos y chicas, la Línea 102 registró un aumento del 21 por ciento en las llamadas recibidas denunciando maltrato psicológico y emocional: de 1118 llamadas en septiembre del 2020 pasaron a 1419 en septiembre 2021.
Presupuestos y Ley de Salud Mental: ¿Qué se dice y qué se hace?
En su Artículo 28, la Ley N° 26.657 menciona que “las internaciones de salud mental deben realizarse en hospitales generales. A tal efecto los hospitales de la red pública deben contar con los recursos necesarios”. Mientras, Delgado confirma que “de los 24 hospitales, sólo en tres hay internación” (entre ellos, el Gutiérrez).
Por otro lado, en su Artículo N° 32 dicha Ley cita que “en forma progresiva (...) el Poder Ejecutivo debe incluir en los proyectos de presupuesto un incremento en las partidas destinadas a salud mental hasta alcanzar un mínimo del diez por ciento (10%) del presupuesto total de salud”. Esto actualmente no se cumple: mientras que el Presupuesto del GCBA en Salud para este año es un 2 por ciento menos que el del 2021, en un análisis de la ONG ACIJ, entre el año 2015 y 2021 el presupuesto en salud mental ha pasado de 2,04 por ciento a 1,47 por ciento. De acuerdo al informe, “en lugar de ir progresivamente aumentando los fondos hasta alcanzar el 10 por ciento, estos se reducen año tras año”.
En relación a esto, Delgado concluye que “el Estado debe aumentar los recursos para la salud mental y redireccionarlos a la atención comunitaria, centros de atención primaria y hospitales generales; crear dispositivos alternativos a la internación que permitan la vida en comunidad; brindar apoyo financiero a las personas externadas y/o que se encuentren sin trabajo; y fortalecer los organismos de control y protección de derechos”.