Gal Gadot, la actual mujer maravilla, acusó públicamente que su director en La liga de la justicia, Joss Whedon, la había maltratado en el set de filmación cuando ella manifestó inquietudes sobre su personaje. Warner Bros acumula una gran cantidad de denuncias similares: Charisma Carpenter, Ray Fisher, Michelle Trachtenberg y Ruby Rose son algunas de las voces que se alzaron en este último tiempo en contra de los maltratos de los varones que trabajan en esa productora. ¿Qué pasa con los casos de abuso o acoso que no salieron a la luz? ¿Cómo es el proceso de denuncia y visibilización en el mundo de la actuación?
Ray Fisher, el actor que da vida a Cyborg en la película de DC, se pronunció sobre el ambiente tóxico de trabajo que se vivió durante el rodaje al argumentar que Joss Whedon había sido abusivo en el set. Éste fue el puntapié inicial para una serie de declaraciones en contra del director. La serie Buffy, la cazavampiros se emitió por primera vez en 1997 y las denuncias hacia Whedon, su creador, salen a la luz más de dos décadas después. Charisma Carpenter declaró en una entrevista que él había abusado de su poder en numerosas ocasiones mientras trabajaban juntos. "Durante casi dos décadas, me mordí la lengua e incluso inventé excusas para ciertos hechos que me traumatizan todavía hoy”, continuó. Carpenter, que interpretaba el personaje de Cordelia en el cast de Buffy, también contó que el director solía hacer comentarios sobre su cuerpo y que cuando quedó embarazada las situaciones de acoso en las que Whedon hostigaba e insultaba a la actriz se acrecentaron.
Michelle Trachtenberg tenía 15 años cuando se estrenó la serie juvenil y contó en estos últimos meses, a raíz de los anteriores testimonios, que había una sola regla en el set y era que Whedon tenía prohibido estar a solas con ella porque tenía “comportamientos inapropiados” con la adolescente. La lista crece y, si bien estos rumores no se habían traducido en denuncias en la justicia, varias de estas actrices ya habían explicitado las "situaciones incómodas" que padecían con Whedon. Sarah Michelle Gellar, la protagonista de la serie, también se pronunció al respecto: “Estoy orgullosa de tener mi nombre asociado con Buffy Summers, pero no quiero jamás ser asociada con Joss Whedon. Me pongo del lado de todos los sobrevivientes de abuso y me enorgullece que alcen la voz”. Pero, ¿qué implica alzar la voz? ¿Dejará Joss Whedon de trabajar a raíz de estas denuncias?
Una cierta lista negra
La historia de abusos sexuales, acoso y violaciones en Hollywood puede no sorprender. Son muchos los varones cis en puestos jerárquicos que abusan de su poder, rol y estatus. Algunos fueron condenados, otros tuvieron sus dos semanas de linchamiento virtual y quedaron en el olvido, pero ¿qué pasa con los que siguen trabajando como si nada hubiera pasado?
La llamada lista negra de abusadores de Hollywood aparece en todos lados y el nombre Harvey Weinstein quedó grabado a fuego en la industria del cine. Sí, fue condenado, pero tuvieron que denunciar muchas mujeres para que ello sucediera y los procesos judiciales no implican solamente tiempo. Los honorarios legales, la burocracia, las consecuencias profesionales que los casos pueden tener sobre lxs denunciantes y, sobre todo, el esfuerzo físico y emocional de las víctimas es también muy demandante. Fue un proceso muy largo que requirió denuncias colectivas, mucho dinero y tiempo por parte de lxs víctimas. Se alarga la lista: Woody Allen, Bill Cosby, Kevin Spacey y centenares de compañeros, colegas, jefes y creadores que se sintieron con el poder de vulnerar a las mujeres con las que trabajaban.
#MeToo
La lista de los apellidos de violadores en el star-system no cesa y las denuncias a Weinstein dieron inicio a un movimiento en defensa de los derechos de las mujeres en la industria cinematográfica y de sororidad con aquellas que habían padecido abusos. Los directores, productores y otros hombres con cierta jerarquía en los sets de filmación no son los únicos denunciados. Muchos compañeros de cast fueron acusados de abuso sexual y las escenas de sexo y/o violencia se vuelven, en muchos casos, momentos de vulnerabilidad e incomodidad para los cuerpos de mujeres y disidencias. James Franco es uno de los nombres que más resonaron luego de la aparición de la campaña #MeToo. Franco fue denunciado por cinco mujeres a las que el actor hacía desnudar y quitarse las protecciones que se colocan cuando graban una escena sexual.
En diálogo con Feminacida, la actriz Laura Azcurra reflexiona respecto a los cambios en los modos de transitar esas situaciones: “Las escenas más difíciles que podemos trabajar con compañeros son las de sexo y violencia. En estos últimos años se empezó a trabajar desde la Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes (SAGAI) y otros espacios a raíz de la denuncia de Thelma Fardin. Se empezaron a pensar protocolos para reflexionar sobre si es necesario que haya tanta gente en una escena cuando estamos trabajando con cuerpos desnudos o en estado vulnerable”. Además, agrega: “La actuación es un trabajo muy íntimo, estás cerca y compartís muchas emociones. Creo que es necesario que algunas escenas tengan un tratamiento especial”.
Cambios en la escena local
“La aparición de los feminismos con Ni una menos no solucionó las cuestiones machistas que habían en el teatro, pero sí hay un trato y consciencia de las cosas que se pueden o no se pueden hacer”, dice Sofía Verry que es, además de escenógrafa, productora ejecutiva y artística en festivales, artes escénicas y eventos culturales. Los tres circuitos del teatro -el oficial, el independiente y el comercial- pueden parecer muy distintos, pero tienen cualidades que los convierten en mayor o menor medida en espacios machistas. Verry sostiene que las prácticas abusivas pueden resultar difíciles de vociferar y afirma: “En la actuación es muy complejo legislarlo, es un terreno muy sensible”.
La exposición en escena puede volver a los cuerpos vulnerables frente a personas, actitudes o comentarios que estén fuera de lugar. Sofía Verry cree que el cambio fundamental de los últimos años se dio en la manera de identificar esas situaciones. Al respecto, cuenta: “Hoy hay más ánimo y confianza para denunciar algunas cosas, la reacción de los que vemos eso de afuera es distinta. El primer paso para visibilizar esto es diciéndolo”. Existen en nuestro país numerosos espacios, colectivos, agrupaciones y asociaciones que están presentes para brindar contención y asistencia en red para aquellas personas que necesiten contar o denunciar una situación abusiva o violenta.
Actrices Argentinas: una red de visibilización y asistencia
Actrices Argentinas es un colectivo que nació a principios de 2018 por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. En diciembre de ese mismo año, la actriz Thelma Fardin denunció públicamente en el Multiteatro de la avenida Corrientes y de la mano de sus compañeras del colectivo, que había sido abusada sexualmente por Juan Darthes en una gira de Patito Feo en 2009. Azcurra forma parte del colectivo desde el principio y sostiene: “El movimiento Ni una menos y en especial la denuncia de Thelma hicieron que empecemos a desnaturalizar muchas cosas instaladas. La distribución de los roles jerárquicos en la actuación es desigual y los puestos en los que se toman las decisiones son de varones”.
Desde Actrices Argentinas escuchan y acompañan a muchísimas mujeres y disidencias: tejen redes para poder proporcionar espacios y contactos de contención. La asistencia que se propone este colectivo no se centra únicamente en atender a las necesidades de aquellas colegas en situaciones vulnerables, sino también en poner en contacto con profesionales que forman parte de la red a aquellas personas de cualquier rubro que necesitan apoyo, visibilización y ayuda. “Cada caso es distinto y lo que hacemos es pensar estrategias dentro de esa complejidad. El proceso de visibilización es muy difícil, pero creo que hoy existe una red para poder ponerlo en palabras y desnaturalizar un montón de cosas”, explica Azcurra.
¿La cultura de la no cancelación?
Denuncia tras denuncia aparecen en escena. El público se horroriza con las acciones de renombrados cineastas y productores. Se visibiliza, se acusa, se viraliza, ¿y después? ¿Nos acordamos de todos estos nombres? ¿Qué implica cancelarlos? ¿Es realmente cancelación si el consumo no cesa? Laura Azcurra considera que la cultura de la cancelación es un arma de doble filo y explica que desde la empatía y el aprendizaje pueden haber cambios en las formas de pensar y accionar. La actriz reflexiona: “Se trata de repensarse. La deconstrucción es en realidad una reconstrucción de muchos conceptos y de nosotros mismos. No es un punto de llegada sino un proceso y un camino incómodo e interesante a recorrer y debatir”.
Roman Polanski drogó y abusó sexualmente de Samantha Geimer cuando ella tenía 13 años. El director de cine fue acusado y detenido, pero nada de esto detuvo su carrera: se le concedió libertad condicional para poder terminar sus películas y continuar con su trabajo. 45 años después, la causa sigue abierta y tiene un pedido de captura internacional. ¿Está Polanski por realizar una nueva película? Por supuesto. De la misma manera que Joss Whedon sigue dirigiendo películas tan importantes como La liga de la justicia.